Con el paso de las horas la noche se hizo presente, y con ella la luna que iluminaba en lo alto vistiendo las calles con un tenue velo color platinado, y la fresca brisa trae impregnado el aroma a tierra y barro, ahí bajo la enorme luna su elegante figura destacaba su piel cual porcelana, sus cabellos negros como la misma noche se iluminaban con destellos platinados mientras eran sacudidos con esplendor por el viento.
Vestía una elegante gabardina negra mientras permanecía estático observando fijamente los restos de lo que seguramente era un nuevo caso de asesinato.
Lentitud el tiempo pasa tan horriblemente lento cuando alguien ha vivido demasiado tiempo, se dice que las cosas perecederas tienen más valor que las eternas, en efecto no se equivocan lo tienen. Tanto tiempo ha pasado ya , ni siquiera tengo idea de cuánto , pero ha pasado los suficiente como para tratar de comprender a este juego cruel de un sistema trivial al que llaman humanidad.
Humanos sin duda una raza extremadamente, suspiro, no hay palabras para describirla solo basta con mirar a tu alrededor: el horror, el placer, el poder, el rencor, la muerte, la presunción de libertad y esa hipocresía que ellos llaman moral.
De pronto el eco de unos pasos en las cercanía me saco de mis pensamientos, me gire lentamente para encontrarme con la sorpresa de observar la figura de una mujer cubierta a penas por una andrajosa chalina, me acerque suavemente hacia ella con el proposito de escoltarla lejos lugar- Estos barrios no son lugar para…-comence amablemente hasta que mis ojos se fijaron en su rostro enseguida agache la cabeza e hice una pequeña reverencia.
- Su majestad- pronuncie suavemente para no llamar demasiado la atención- No es muy tarde y poco prudente para que ande caminando a estas horas y por un estos lares alteza.-espete mirándola preguntándome desde hacia cuantas horas la reina había estado lejos de palacio.